“Me siento como David Bowman en 2001: Odisea del espacio”, me dijo mi amiga Irene, con voz cansada, detallándome algunas de las peripecias que le tocaron en esta cuarentena errática que nos tiene entre idas y vueltas cotidianas.
Absurdo que nos pone en este juego de la oca saltando entre decretos, resoluciones, mensajes científicos que dicen hoy lo que desdicen mañana y afirmaron ayer.
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