Olas de calor, sequías, incendios forestales. No son situaciones aisladas: son postales que se repiten en Australia, Estados Unidos, Grecia, el Amazonas y a lo largo y a lo ancho de la República Argentina también. De acuerdo a lo que se publica en el informe Fronteras 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) son las tendencias y condiciones climáticas más peligrosas para que los incendios forestales continúan aumentando.
El mismo informe afirma que los incendios forestales y el cambio climático se “agravan mutuamente” e insta a los gobiernos a redirigir sus inversiones en la prevención y en la preparación para disminuir su ocurrencia o minimizar su impacto.
Este cambio de paradigma y llamado universal, surge de la ecuación actual que demuestra que se asigna tres veces más de presupuesto en medios de respuesta que en prevención de desastres, y sus resultados ineficientes están a la vista
Elegimos el Día Mundial de la Tierra y este informe para entender por qué es necesario que tomemos conciencia y tomemos acción por el cambio climático, desde el lugar que nos toque ocupar: ya sea como ciudadanos o como dirigentes.
Algunas consideraciones a tener en cuenta en este camino del cambio:
A nivel mundial muchos tipos de fenómenos meteorológicos son ahora más intensos y ocurren con más frecuencia. Debido al calentamiento global la mayoría de los años ahora son más calurosos en 41 de las 45 regiones del mundo. Hacia el año 2100, existe una expectativa de crecimiento del 50% en materia de incendios.
Los costos de reconstrucción de una zona afectada difícilmente puedan ser encarados por países con bajos recursos, lo que conlleva una crisis económica y social .
Las altas temperaturas, combinadas con las sequías, provocan temporadas de incendios más prolongadas. Incluso, en América del Sur se han dado incendios forestales en áreas que no tenían precedentes.
Los incendios forestales producen efectos en la salud humana y no se limitan a quienes los combaten, sino también a la población produciendo efectos respiratorios y cardiovasculares. El humo y las partículas son arrastradas por el viento miles de kilómetros.
Además de los efectos del cambio climático algunas nuevas prácticas en el uso de la tierra y los enfoques de manejo de fuego no contemplan la relación entre la vegetación y el fuego.
Los incendios forestales también pueden estar influyendo sobre el cambio climático. Las pérdidas en la selva amazónica está cambiando la región de un sumidero de carbono a una fuente de carbono y por supuesto, los incendios forestales son su principal contribuyente.
Las amenazas no solo aumentarán como consecuencia del cambio climático. También lo harán en la medida que no se sigan mejores prácticas respecto del uso de la tierra y conservación de los ecosistemas.
Las cuencas hidrográficas se degradan por los contaminantes de los incendios forestales; también pueden provocar la erosión del suelo causando más problemas en los cursos de agua.
A medida que aumentan las pérdidas, las necesidades de enfoque tanto de prevención como de gestión de respuesta están ganando atención. De cualquier modo, muchos países en desarrollo carecen de capacidad para manejar los incendios y solo actúan cuando esto significa una amenaza inmediata para la vida o para la propiedad.
La vida silvestre es víctima directa de incendios y una prueba de ello son los incendios de Australia en 2020.
Aunque la ausencia de políticas adecuadas de manejo de fuego se remontan a siglos, algunos pueblos originarios de América Latina han implementado prácticas antiguas de manejo de fuego que brindan resultados más seguros protegiendo y conservando los ecosistemas naturales esenciales para sus medios de vida, produciendo cultivos y evitando la propagación de incendios forestales.
La próxima década será fundamental para desarrollar una mayor resiliencia y capacidad de adaptación a los incendios forestales. Será necesario que las políticas y medidas contemplen un enfoque más participativo en el que se sumen las experiencias de los grupos más vulnerables en todas las etapas de preparación y respuesta.
Las pérdidas y los daños por el cambio climático parecerían volverse más pronunciadas. Como comunidad lo mejor es prepararse, responder y manejar estos eventos..
Desde nuestra Unidad de Gestión de Riesgo Global (GRG) en ILAPyC trabajamos para promover medidas y prácticas para limitar los impactos e incrementar la resiliencia de la ciudadanía. Si te gustaría saber más, te invitamos a ingresar aquí.
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