El presidente Fernández, su asesor Santoro y el ministro Berni confluyeron en amenazantes comentarios, groserías y arrebatos de machismo trayendo al presente, con inmortal vigencia, el ancestral esquema de superioridad del que se sienten depositarios una porción gruesa de los hombres de la política.
En 24 horas, un ventarrón misógino recorrió la política y a destacados dirigentes del oficialismo.
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