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La rana y la cuarentena

Esa mañana de 1923 en Münster, Renania del Norte, Alemania, sonaban las campanas como casi siempre, cuando el estudiante de teología alemán, Martín Niemöller, exoficial submarinista de la Gran Guerra, asomado a la ventana que daba de frente al Palacio de Erbdrostenhof, pensó que el dicho popular tal vez se ratifique. Dice la gente del lugar que "en Münster o llueve o tocan las campanas y cuando los dos coinciden, es domingo". Cuando comenzó a llover, con los tañidos de fondo, Niemöller supo que era domingo.


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