Todos los 18 de agosto se celebra el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales con el fin de concientizar a la sociedad civil en el cuidado y la preservación de los bosques en todo el mundo. En particular, busca informar a la comunidad sobre el correcto uso del fuego y las medidas necesarias para evitar grandes desastres.
Un incendio forestal es un fuego descontrolado de rápida propagación que afecta a bosques, llanuras, pastizales, pasturas, entre otras.
Una vez iniciados, los incendios forestales se propagan de manera rápida, de modo que el control humano se vuelve bastante complejo. Además pueden experimentar cambios de dirección bruscos y pueden superar obstáculos como rutas o ríos sin mitigarse, esto dificulta la tarea.
El 95% de los incendios forestales son producidos por la mano del hombre, siendo dentro de estos los principales escenarios fogatas y colillas de cigarrillos mal apagadas, el abandono de tierras, la preparación de áreas de pastoreo con fuego. Los factores climáticos como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes inciden en su propagación. Por eso, debemos ser muy cautos y especialmente cuando se dan estas condiciones, para evitar que los incendios se propaguen.
En la Argentina, los incendios forestales se producen en las diferentes regiones y provincias de acuerdo a la época del año. Entre los meses de diciembre a marzo las provincias del sur tienen un elevado riesgo de incendios forestales. Desde el mes de octubre hasta marzo, las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Buenos Aires son las que cuentan con mayor riesgo de este tipo de incendios. Para las provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y todo el norte del país, el riesgo comienza con las primeras heladas de mayo y se extiende hasta el mes de noviembre.
Es la Subsecretaria de ambiente a través deservicio Nacional de Manejo del Fuego quienes tienen la responsabilidad primaria en la materia. Y en la página de datos abiertos muestra los focos de calor e incendios forestales reportados año a año y por provincias y la superficie afectada.
Si dirigimos la mirada a otras latitudes, en Canadá en 2023 el verano más caluroso de los últimos 76 años provocó la temporada de incendios forestales más destructiva registrada en el país , cuando se quemó casi siete veces más terreno que la media anual. La magnitud de los incendios fue tal que produjeron casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de carbono por incendios forestales del año. También provocaron 185.000 desplazamientos internos, la cifra más alta desde que se dispone de datos del país en 2008 y el 43% de la cifra mundial de desplazamientos por incendios forestales. La magnitud y los efectos de los incendios pusieron de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de reducción de riesgos, los protocolos de evacuación y la capacidad de recuperación ante desastres.
Los incendios forestales afectan periódicamente a los vastos bosques boreales y praderas de Canadá, exponiendo año tras año a las pequeñas comunidades que viven en la interfaz urbano-forestal a un mayor riesgo de desplazamiento, daños en sus viviendas y pérdida de sus medios de subsistencia. Las comunidades indígenas, el 80% de las cuales viven en zonas muy expuestas a los incendios forestales, sufren particularmente del desplazamiento repetido, aunque no se dispone de datos sistemáticos. No obstante, existen ejemplos como el de la reserva de la Primera Nación Lytton, en Columbia Británica, que tuvo que ser evacuada por tercer año consecutivo en 2023.
El mundo observa efectos devastadores del cambio climático provocado por el hombre. Entre los antecedentes, además de los mencionados, encontramos varios grandes incendios forestales en escala y duración sin precedentes. Ejemplos de ellos son los incendios forestales en Australia en 2019 y 2020, la selva amazónica en Brasil en los mismos años. Estudios y proyecciones sólidos indican que el riesgo de incendios forestales seguirá aumentando en gran parte del mundo de la mano del cambio climático, teniendo consecuencias sanitarias tales como la mortalidad y morbilidad por quemaduras, humo de los mismos incendios y efectos sobre la salud mental.
Además, los incendios agravan la situación ambiental y climática a nivel mundial, provocando aumento de las temperaturas, períodos de sequía prolongados y olas de calor.
Es decir, los incendios empeoran el cambio climático y a su vez, el cambio climático induce a la aparición de los incendios forestales.
Para que comience un incendio forestal se necesitan tres condiciones: combustible, oxigeno y una fuente de ignición. En general se reconocen múltiples causas para el inicio de estos desastres, que abarcan tanto acciones mal intencionadas como maniobras negligentes. Entre otras, las más destacadas son:
Recreación: campamentos y fogones.
Deportes: actividades como la caza, pesca, tiro al blanco, montañismo, motociclismo y automovilismo.
Utilizaron de fuego para la quema de desperdicios, desechos forestales y rastrojos, limpieza de terrenos y basureros, preparación de sitios para forestación, agricultura, ganadería o urbanización.
Vandalismo
Instalaciones: deficiencias en el tendido eléctrico y su mantenimiento, fallas en transformadores de energía, explosiones, etc.
Accidentes terrestres, aéreos o que involucren máquinas de trabajo.
Mitigar el riesgo de incendios forestales es posible si se toman medidas inmediatas de mitigación del cambio climático, es decir es imprescindible tomar medidas climáticas urgentes. También es imprescindible concientizar a la sociedad sobre la importancia de prevenir incendios forestales desde la acción individual.
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